Mi primera muerte fue así, sucedió el otro día frente a las flores de un poema marchito. Se reían de mí los pájaros de humo en dirección hacia el sur. Aquellos libertarios del cielo rozaban mis ilusiones con sus picos manchados de metáfora. Pero mi primera muerte fue así, un cuerpo blando flotando en el río de la soledad, una hoja sin propósito en el parque. Mi primera muerte fue así, errar en la música agridulce de una mujer.
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